SALUD Y FITNESS

No es tarea fácil encontrar un definición concreta de los términos fitness y salud. La mayoría de las personas asociamos los dos términos sin saber a ciencia cierta de lo que estamos hablando. De forma general, admitimos que un mayor nivel de fitness conlleva una mejor salud pero en realidad, no existe ninguna evidencia científica al respecto.

El cuerpo humano es un organismo dinámico que mantiene un equilibrio constante y continuo entre la rotura (catabolismo) y la génesis (anabolismo). Son dos procesos distintos pero funcionan de manera coordinada y juntos forman el metabolismo corporal. El equilibrio del pH, los niveles hormonales, la concentración de electrolitos, el tejido muscular, etc… están en continuo cambio y transformación. La vida, en esencia, depende de un adecuado equilibrio entre los estados catabólico y anabólico.

Por lo tanto, podríamos definir o encajar la salud como el estado fisiológico que mantiene el equilibrio biológico entre los estados catabólico y anabólico.

Cada día el cuerpo debe enfrentarse a numerosos desafíos como el clima, la acción muscular o la presencia de agentes patógenos. La habilidad del cuerpo para mantener el equilibrio permite su supervivencia. Podríamos decir que el fitness es la capacidad del organismo para manejar los desafíos que se encuentran por encima del umbral de actividad en reposo.

Ejercicio vs Actividad física

A continuación vamos a distinguir entre ejercicio y actividad física.

El ejercicio es una actividad cuyo objetivo es estimular al organismo a producir una adaptación positiva que sirva para mejorar el fitness y la salud mientras que la actividad física en general, puede producir adaptaciones que mejoren el fitness y la salud pero también puede producir adaptaciones con efectos negativos en la salud.

De forma popular, la mayoría de actividades físicas como caminar o correr (incluso el yoga) son consideradas como ejercicio. Sin embargo, muchas resultan ineficaces para estimular las adaptaciones mecánicas y metabólicas necesarias para beneficiar el fitness porque su realización continuada trae consigo una reducción de la salud corporal. Por ello, debemos excluir actividades como el running del concepto de ejercicio.

Los estudios documentan que una media del 60% de los corredores se lesionan al año. El daño causado por la carrera se suele manifestar tras un período de quince a veinte años practicando la actividad, cuando el atleta empieza a no poder subir escaleras sin que le duelan los tobillos, experimenta dificultad para levantar los brazos por encima de la cabeza debido a los osteofitos formados en la articulación del hombro o no puede girar o doblar el tronco debido al dolor crónico en la zona lumbar. Estos condicionantes son progresivos, no inmediatos y son consecuencia de niveles de actividad inapropiados que son crónicamente catabólicos y se realizan con excesiva frecuencia como para permitir la acción del estado anabólico.

Cualquier actividad que sea altamente repetitiva tiene consecuencias que tarde o temprano se imponen a la habilidad del organismo de recuperarse y repararse.

Mucha gente piensa que los atletas profesionales están sanos porque están en forma. Sin embargo, no logran ese nivel de rendimiento con un método que mejore su salud porque no es posible.

El ser humano ha evolucionado como un organismo que para adquirir energía debe consumir energía. Los métodos primitivos para conseguir comida y refugio para sobrevivir exigían trabajo. Se requería un nivel mínimo de actividad, con acciones musculares intermitentes y de intensidad elevada. Se adoptaba un equilibrio entre el estado catabólico, subproducto de las actividades implicadas en nuestra supervivencia y el estado anabólico de ser capaces de descansar y recuperar.

En la actualidad, en vez de escasez hay abundancia de comida y la tecnología evita tener que gastar mucha energía en obtener el alimento. Hoy en día, una gran parte de la población ejerce una actividad física de intensidad tan reducida que el catabolismo es mínimo. No se activa ningún mecanismo que conduzca a una adaptación fisiológica para la salud o el fitness.

La buena noticia es que la ciencia hoy en día tiene una mejor comprensión de cómo se adapta y recupera el organismo humano. Es posible realizar ejercicio que produce niveles supranormales de fitness sin comprometer la salud y que, en muchos casos, sirve para mejorar la salud. El conocimiento científico se ha obtenido a través de numerosos estudios basados en las variables de volumen (cantidad de ejercicio), intensidad (esfuerzo y energía empleados) y frecuencia (cada cuánto se realiza la actividad).
En definitiva, es básico aprender a distinguir entre el fitness y la salud y debemos cambiar nuestro enfoque, pasar de cuánto ejercicio podemos soportar a cuál es la cantidad mínima precisa que requerimos para extraer del ejercicio las propiedades beneficiosas para el fitness, lo que permite aumentar la salud y la longevidad.