El fitness ha cambiado mucho en los últimos años. Estos cambios han hecho que entrenadores de fuerza y fisioterapeutas se encuentren en caminos convergentes. Cada vez, más entrenadores se encuentran en seminarios aprendiendo sobre la liberación miofasical y las técnicas para aumentar el rango de movimiento.

En décadas anteriores, los entrenadores simplemente instruían a sus atletas sobre cómo «estirar», centrándose en aumentar la flexibilidad alargando los músculos que pueden estar acortados y tensos. En el fitness moderno y actual escuchamos el término «movilización» usado junto con la palabra «estiramiento» o incluso en lugar de ella. Esto ha causado cierta confusión entre entrenadores, atletas y sus respectivos fisioterapeutas y masajistas.

La movilidad articular es la capacidad para mover una articulación activa a través de un rango de movimiento mientras que la flexibilidad es la capacidad de un músculo o grupo de músculos para alargar de forma pasiva a través de un rango de movimiento. Durante décadas se ha asociado la mejora de la movilidad articular al entrenamiento de la flexibilidad mediante ejercicios de estiramientos pasivos donde el objetivo es estirar el músculo mediante una fuerza externa sin ningún control activo por parte del sistema nervioso.

Sin embargo, atendiendo a las leyes de la Biomecánica, la única función que puede hacer un músculo es contraerse cuando recibe la orden enviada desde el sistema nervioso. Por lo tanto, el músculo no sabe estirarse.

Además, también sabemos que los músculos son viscoelásticos, es decir, vuelven a su posición original después de ser estirados.

Entendiendo estas dos bases fisiológicas, no tiene sentido alargar el músculo estirándolo de forma pasiva. El objetivo es entrenarlo en todo su rango contráctil. Cuando un músculo es capaz de contraerse en el límite de su máximo rango de movimiento (donde la contracción muscular es más difícil) permite que el músculo que se encuentra en el otro lado del eje se estire de forma completa.

Por ello, la mejora de la capacidad de contracción o acortamiento de cada una de las diferentes fibras musculares está muy relacionada con la mejora del rango articular. Por ejemplo, tensión en el músculo pectoral podría ser debido a falta de capacidad de contracción en los músculos deltoides posteriores, romboides, trapecio medio, …

Las articulaciones que tienen los músculos con mayores niveles de fuerza y funcionalidad, disminuyen el riesgo de lesiones debidas a un desequilibrio muscular, mejoran el rango articular y reducen el desgaste articular.

La flexibilidad permite relajar y reordenar las tensiones que se producen en la fascia por lo que su entrenamiento también es bastante importante.

Por lo tanto, el entrenamiento de la movilidad articular engloba el entrenamiento de flexibilidad que permite mantener la fascia en buen estado y el entrenamiento del músculo en todo su rango de movimiento contráctil. Su entrenamiento debe ser un enfoque proactivo, no reactivo. En otras palabras, resuelve las deficiencias musculares y/o fasciales antes de que te lesiones.

La movilidad no debe confundirse con el calentamiento. El objetivo principal es mejorar la posición, mejorando así la potencia y el rendimiento.

En resumen, la movilidad es una herramienta para abordar de manera global los problemas de movimiento.